La historia es un poco larga, pero tengo tiempo y te la puedo contar:
Soy un "apocalíptico" convencido y no lo puedo negar a pesar de lo mal que suena.
Siempre he tenido el íntimo convencimiento de que el mundo tal y como lo conocemos tiene "fecha de caducidad", que hace mucho tiempo que nos equivocamos y que estamos siguiendo un camino que nos lleva a un destino nada feliz.
Pero hasta ahora, y de eso hace casi cuarenta años, nunca me había preocupado de tomar medidas al respecto.
Antes de seguir con mi crónica, he de decir que por mi experiencia profesional y mi formación, estoy acostumbrado a trabajar con emergencias "manejables como; accidentes de tráfico, incendios, escapes y derrames de productos químicos, etc. y por lo tanto si había tomado las medidas básicas contra esas "pequeñas emergencias" (tengo un detector de humos en casa, varios extintores, un botiquín de primeros auxilios muy completo, etc.)
Este verano (2007) yo fui uno de los fieles seguidores de la serie televisiva "Jericho" (si, ya lo sé, no es una obra maestra de la televisión) y en uno de los capítulos apareció el fenómeno conocido como EMP o Pulso Electromagnético, este concepto me refrescó súbitamente la memoria y me devolvió a mis tiempos de militar profesional (hace ya más de 10 años), en los cuales, someramente se nos preparaba para una "poco probable" guerra nuclear.
Tenía un vago recuerdo del EMP, pero me picó la curiosidad y quise saber más. Me puse a pensar en la cantidad de tecnología que nos rodea y en lo vulnerables que podríamos ser si un día amaneciéramos sin; coches, teléfonos, ordenadores, luz eléctrica, y un largo etcétera.
Busqué en internet (la clásica wikipedia) y comprobé molesto el devastador efecto de un ataque de pulso electro magnético no era un fantasía televisiva sino uno de los muchos riesgos presentes en un escenario de "guerra nuclear".
Durante mi búsqueda de información, también encontré una página web que me inquietó enormemente. La llamaré; posindustrial.
Allí encontré información sobre otros grandes riesgos en los que nunca había pensado como, por ejemplo, el peak-oil o cénit del petróleo.
Todo lo que leía en me sonaba familiar y además muy lógico y creíble. Cuanta más información conseguía, más incómodo me sentía. Una sensación molesta que al final pude descifrar: muchos de esos escenarios "catastróficos" podrían suceder (hoy mismo, si somos pesimistas) ¿Cuál era mi preparación para ello? ¿Cuál era la probabilidad de sacar a mi familia adelante? Las respuestas no eran nada tranquilizadoras.
He de reconocer que los primeros días la situación me abrumaba. Me pasaba un montón de horas al día navegando por la red y buscando información sobre peligros, medidas de protección, etc. Por las noches, mi cerebro no paraba de dar vueltas, de idear planes "de escape" bastante paranoicos, he de reconocerlo; vender mi vivienda habitual (en la ciudad) y comprar un casa con terreno en algún lugar remoto, por supuesto comprar una escopeta con abundante munición, alimentos, medicinas y otros pertrechos como si realmente el "fin del mundo estuviera aquí" y mi familia y yo fuéramos a formar una secta de "supervivientes-montañeses".
Afortunadamente mi nivel de paranoia ha ido descendiendo y después de un mes, creo que puedo enfocar las cosas con una cierta racionalidad.
Ahora duermo bien por las noches, pero sigo dedicando un tiempo a informarme y sobre todo... A PREPARARME.
De esta preparación es de la que te quiero hablar, te contaré lo que yo voy haciendo, las cosas que voy aprendiendo y descubriendo y tal vez alguna de ellas te pueda ayudar, pero haz caso de mi primer consejo: NO TE OBSESIONES, no te servirá de nada.
Lo que tenga que ocurrir, no va a ocurrir hoy... y si por alguna fatalidad sucediera, lo siento mucho, pero ni tú, ni yo, ni casi nadie de los que nos rodean estamos preparados.
Soy un "apocalíptico" convencido y no lo puedo negar a pesar de lo mal que suena.
Siempre he tenido el íntimo convencimiento de que el mundo tal y como lo conocemos tiene "fecha de caducidad", que hace mucho tiempo que nos equivocamos y que estamos siguiendo un camino que nos lleva a un destino nada feliz.
Pero hasta ahora, y de eso hace casi cuarenta años, nunca me había preocupado de tomar medidas al respecto.
Antes de seguir con mi crónica, he de decir que por mi experiencia profesional y mi formación, estoy acostumbrado a trabajar con emergencias "manejables como; accidentes de tráfico, incendios, escapes y derrames de productos químicos, etc. y por lo tanto si había tomado las medidas básicas contra esas "pequeñas emergencias" (tengo un detector de humos en casa, varios extintores, un botiquín de primeros auxilios muy completo, etc.)
Este verano (2007) yo fui uno de los fieles seguidores de la serie televisiva "Jericho" (si, ya lo sé, no es una obra maestra de la televisión) y en uno de los capítulos apareció el fenómeno conocido como EMP o Pulso Electromagnético, este concepto me refrescó súbitamente la memoria y me devolvió a mis tiempos de militar profesional (hace ya más de 10 años), en los cuales, someramente se nos preparaba para una "poco probable" guerra nuclear.
Tenía un vago recuerdo del EMP, pero me picó la curiosidad y quise saber más. Me puse a pensar en la cantidad de tecnología que nos rodea y en lo vulnerables que podríamos ser si un día amaneciéramos sin; coches, teléfonos, ordenadores, luz eléctrica, y un largo etcétera.
Busqué en internet (la clásica wikipedia) y comprobé molesto el devastador efecto de un ataque de pulso electro magnético no era un fantasía televisiva sino uno de los muchos riesgos presentes en un escenario de "guerra nuclear".
Durante mi búsqueda de información, también encontré una página web que me inquietó enormemente. La llamaré; posindustrial.
Allí encontré información sobre otros grandes riesgos en los que nunca había pensado como, por ejemplo, el peak-oil o cénit del petróleo.
Todo lo que leía en me sonaba familiar y además muy lógico y creíble. Cuanta más información conseguía, más incómodo me sentía. Una sensación molesta que al final pude descifrar: muchos de esos escenarios "catastróficos" podrían suceder (hoy mismo, si somos pesimistas) ¿Cuál era mi preparación para ello? ¿Cuál era la probabilidad de sacar a mi familia adelante? Las respuestas no eran nada tranquilizadoras.
He de reconocer que los primeros días la situación me abrumaba. Me pasaba un montón de horas al día navegando por la red y buscando información sobre peligros, medidas de protección, etc. Por las noches, mi cerebro no paraba de dar vueltas, de idear planes "de escape" bastante paranoicos, he de reconocerlo; vender mi vivienda habitual (en la ciudad) y comprar un casa con terreno en algún lugar remoto, por supuesto comprar una escopeta con abundante munición, alimentos, medicinas y otros pertrechos como si realmente el "fin del mundo estuviera aquí" y mi familia y yo fuéramos a formar una secta de "supervivientes-montañeses".
Afortunadamente mi nivel de paranoia ha ido descendiendo y después de un mes, creo que puedo enfocar las cosas con una cierta racionalidad.
Ahora duermo bien por las noches, pero sigo dedicando un tiempo a informarme y sobre todo... A PREPARARME.
De esta preparación es de la que te quiero hablar, te contaré lo que yo voy haciendo, las cosas que voy aprendiendo y descubriendo y tal vez alguna de ellas te pueda ayudar, pero haz caso de mi primer consejo: NO TE OBSESIONES, no te servirá de nada.
Lo que tenga que ocurrir, no va a ocurrir hoy... y si por alguna fatalidad sucediera, lo siento mucho, pero ni tú, ni yo, ni casi nadie de los que nos rodean estamos preparados.
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