Crónicas reales de alguien que "al ver las orejas al lobo" (el fin de nuestro privilegiado modo de vida) ha decidido no quedarse a esperar que el monstruo (sigiloso, pero cruel y de afilados colmillos) se lo coma... ahora ya veremos si me escondo en un agujero, me compro una escopeta o adiestro un perro para que me defienda. De momento ni siquiera yo lo sé... Sé que la metáfora no es muy literaria, pero espero hacerlo mucho mejor en mis crónicas.
Esto es algo que incluso a mi, que utilizo principalmente la bici y procuro no abusar del uso del coche, me afecta enormemente, especialmente, porque detrás de las subidas en los precios de los combustibles suelen ir siempre las subidas del resto de productos "básicos".
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